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He cruzado continentes
he contemplado multitudes bullir de pura fe
he visto niños resplandecer
como almendras de oro
incrustándose en la vida con la impertinente
templanza de los sabios
y, ahora,
con los ojos apretados
y la boca pequeña
como un meteoro incandescente exijo
la posibilidad, al menos, de lo propio
la calma que genera conocer
el surco profundo del camino
y exijo y exijo y tiemblo
con el cuerpo seco como el hueso
de una fruta deliciosa
y me digo
pequeño coleóptero, bestia de pecho
descendido, fantasma
de fantasmas, tú
que desconoces la profundidad
de tu nombre el bello horror
de lo incierto confundes
valor e incertidumbre confundes
amor con cobardía
y la única patria que alguna vez concebiste
si quiera como tuya
es este despeñarte
constantemente
constantemente
contra el basalto helado de los sueños
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de nieve imaginaria
cargando con un simple dolor que me cobija
y sé y me repito en voz pausada y torpe
que hay hombres que permanecen de pie
en avenidas repletas de moscas y gusanos
y aprietan sus frentes contra los cristales helados
de las tiendas
y ruegan
a Dios
que les perdone
esos hombres
han comprendido
que la mayor infamia de los vivos
es negarse
y se detienen en el centro de esas calles
y lloran fatigosamente
y dejan
que las moscas beban
de las cuencas vacías de su orgullo.
Hombres, os lo ruego, venid. Venid
pero no miréis a ésta que aún no sabe
ponerse en pie y caminar desnuda
y se ha pasado la vida rebuscando en vertederos
harapos y artificios con que cubrir
el densísimo ardor de su vergüenza.
Venid, pero no probéis las manzanas
de mi nombre ni el inflamado sabor
de su mentira, enseñadme
de su mentira, enseñadme
de qué están hechos los huesos
de los hombres verdaderos
enseñadme a llorar
enseñadme a llorar
enseñadme a morir del todo
rotundamente en este instante
rotundamente en este instante
enseñadme a
no caer en la cansina derrota
de lo fácil vosotros que deambuláis
por una estepa blanca y refractada
arqueados la sangre
de lo fácil vosotros que deambuláis
por una estepa blanca y refractada
arqueados la sangre
y los colmillos
arrastrando un carro al borde
del delirio y del desguace
vosotros vosotros enseñadme
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foto: bárbara butragueño 2012
vosotros vosotros enseñadme
os lo ruego enseñadme
a hacerme justicia
enseñadme
a ser.
.a ser.
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5 comentarios:
muy bonito
Brutal. Me encanta. Perfecto.
Es como una epopeya...Un abrazo.
me ha gustado mucho! gracias
Precioso.
Un saludo desde
laultimaresidencia.blogspot.com
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