martes, 14 de septiembre de 2010

red

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sentémonos y finjamos que entendemos la poesía, finjamos que mis poemas se abren y tus poemas se abren y todo es un canto ordenado todo un sillón confortable, y casi sin esfuerzo penetramos el poema y el poema nos saluda, no castillo no verja oxidada no desierto.


sentémonos y escribamos árbol, Bárbara, árbol que sea árbol, que tú entiendas árbol no, que sea árbol a los ojos del mundo

porque todo en tus manos parece cobrar una negrura indescriptible, y parece que la vida se te fuera haciendo de la roca oficio resignado, tejiendo y destejiéndote encriptada niña de la cueva que es la cueva misma.


y ahora pregúntate, ¿acaso no es esa oscuridad donde crees que reside la belleza la escafandra perfecta para ocultarte?

porque arrancar la entraña y mostrar la entraña y gritar la entraña, duele, pero duele menos así, con la muerte recogida la muerte cobarde a media voz, exponiendo tus miserias de este lado en este idioma sólo para ti

tus miserias tibias
de tocarlas una y otra vez
con tus sucias y pequeñas
manos de usurera.

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fotos: bárbara butragueño (c) 2010

5 comentarios:

Giovanni-Collazos dijo...

Buena reflexión, con tu estilo, siempre.

Subes como la espuma, me alegro por ti.

Abrazos.

Gio.

Neorrabioso dijo...

Ah, qué razón tienes, gran autodenuncia la que atraviesa el poema y que se me concentra en esta pregunta brutal:

¿Acaso no es esa oscuridad donde crees que reside la belleza la escafandra perfecta para ocultarte?

Qué pena que no tenga en mi casa actual La Dorotea, de Lope de Vega, donde existe un fragmento en que el fénix habla de los problemas que trae ser un escritor confesional "realista" y se lamenta por no ser "más oscuro". Lope fue un autor muy confesional (lo confesional no lo han inventado Lowell o Sexton, evidentemente) y lo escribía todo muy clarito, de forma que tuvo varios pleitos e, incluso, fue condenado al destierro durante unos años.

El poema me gusta bastante, quizá porque tiene un tono menos lírico y más conversacional, más desenfadado a la hora de presentarlo, y va mucho más con el "voy a hablar en serio", que no permite tantos esteticienes. El planteamiento de "Sentémonos y finjamos", muy natural, invita a creer en el texto.

Dentro de las cosas que haces muy bien habitualmente, me gusta ese "arrancar la entraña y mostrar la entraña y gritar la entraña" y esas "miserias tibias", nuevo autodardo.

En todo caso, esto no es una crítica sino una precisión, no veo ironía sino sarcasmo (entiendo el sarcasmo como una ironía a lo burro, como una ironía que busca la crueldad). En tu caso, es un autosarcasmo que linda el autoescarnio. Quizá en el verso "árbol que sea árbol, que tú entiendas árbol no, que sea árbol a los ojos del mundo", verso muy bueno, te acerques a la ironía y un poco al humor.

Pero muy bueno, me ha gustado mucho, este tono es más abierto y generoso con el lector.

Abrazos bulímicos.

Hasta pronto.

Anónimo dijo...

siempre he considerado que el sarcasmo contenía grandes dosis de mordacidad, mientras que la ironía era más un bailar de puntillas... por eso coincido contigo en que aquí hay más de sarcasmo que de ironía, aunque sea por lo "tosco" del texto.

por cierto, éste es uno de los textos que te dí el día del recital (sonreír). texto que escribí como ejercicio de claridad, y que, desde entonces, he repudiado sin concesión.
me cuesta mucho sentirme cómoda aquí, pero voy a seguir investigando.

gracias a los dos *

Anónimo dijo...

mar abierto.

subido a un trocito de árbol,

un abrazo,

G.

Haffner dijo...

Me gusta...

Como registro de un momento que sucede... Quiero decir... A ver... No le encuentro razón al autoescarnio, si lo hay.

A mi gusto, está bien arrancar y mostrar entrañas, pero a veces lo literario (sea eso lo que sea, por cierto yo no lo sé) viene por el lado de hacerlo discretamente. Decir 'árbol' haciendo un poco menos que decir 'árbol' (esto es gusto personal, claro, prefiero los que dicen 'arbol' diciendo menos y no los que lo hacen diciendo más).

No está mal leer 'árbol' tampoco. Pero tampoco está mal ir a sentarse en un banco en un parque.

Lo de lo confesional, va de suyo. Qué divertido sería que Flaubert pudiera leer lo que escribió Sartre de él...

Me gusta mucho esto:

"tus miserias tibias
de tocarlas una y otra vez
con tus sucias y pequeñas
manos de usurera"

Creo que me gusta, sobre todo, porque las manos son 'pequeñas'. El efecto es muy bueno.

Saludos.